Si tienes una orquídea en casa, debes saber que es una planta caprichosa que requiere muchos cuidados a diario. Luz, riego y temperatura, estos son los elementos básicos que debe comprobar cada día para tener una planta floreciente.
Mucha gente desconoce que la temperatura es un factor esencial que ayuda a su planta a proliferar y florecer rápidamente. Para ello, necesitas conocer la temperatura perfecta para cultivar tu orquídea en las condiciones adecuadas. Te lo contamos todo.
¿Qué temperatura necesita su orquídea para desarrollarse?
No hay nada más agradable que admirar sus hermosas orquídeas en plena floración. Para llegar a este punto, primero tiene que saber cuál es la temperatura ideal para sus plantas. Para ello, debe saber que las orquídeas aprecian temperaturas que oscilan entre los 18 y los 26 grados durante el día y por la noche, ésta desciende ligeramente de 15 a 21 grados.
Afortunadamente, estos requisitos de temperatura se corresponden con la temperatura interior de la mayoría de los hogares. Durante la noche, simplemente traslade su planta a un lugar con una temperatura más fresca.
¿Qué hacer cuando las temperaturas son muy altas?
La orquídea es una planta que no aprecia el calor. Dada su fragilidad y sensibilidad, puede quemarse con los rayos del sol. Bastan unas horas de exposición para que su follaje se queme por completo.
Como resultado, las hojas atacadas por los rayos del sol se vuelven negras y algunas partes quedan completamente dañadas. Para salvar su planta, retire y corte las hojas quemadas. De este modo, podrá renovarse rápidamente.
¿Cómo proteger las orquídeas del sol?
Cuando la temperatura es demasiado alta, unas horas de exposición directa al sol bastan para destruir su planta. Por ello, cuando haga sol, proteja sus plantas poniéndolas a la sombra o protegiéndolas con telas. También puede utilizar ventiladores y nebulizadores para refrescar sus orquídeas.
Además, cuando hace calor, hay que cuidar las orquídeas en el exterior. Colóquelas bajo un patio cubierto o en la parte norte de la casa, al abrigo del sol. En cuanto a las plantas de interior, colócalas adecuadamente para evitar la luz directa del sol. No olvides regarlas con regularidad, pues el calor las secará.