¿Qué ocurre si se pone lejía en la lavadora? La transformación de los paños es particular si se hace.
Cuando se habla de lejía, siempre surgen mil preguntas. En realidad, se trata de un producto versátil, que se utiliza para uso doméstico o para blanquear hasta textiles. La pregunta principal es: ¿se puede utilizar en la lavadora? Los expertos recomiendan precaución y un uso especial. Veamos juntos la mejor manera de proceder?
¿Qué es la lejía?
La lejía, como la llaman en el supermercado, es una sustancia llamada hipoclorito sódico diluido. Se presenta en estado líquido y tiene un olor especialmente penetrante, con un tenue color amarillo.
Se caracteriza por una acción oxidante muy potente, con propiedades especiales que lo hacen ideal para desinfectar superficies, eliminar manchas de los tejidos o limpiar ropa especialmente sucia. Las abuelas siempre lo han utilizado, pero es importante manejarlo con el debido cuidado. La cara de la moneda en el producto existe, de hecho mancha o corroe los tejidos o incluso diversas superficies.
Existen dos tipos de lejía en el mercado: clásica o suave. La delicada es rica en peróxido de nitrógeno, lo que la hace muy suave con los tejidos. Es ideal para las prendas de color y para blanquear a fondo determinados tejidos (sin decolorar ni estropear los distintos colores).
¿Se puede utilizar lejía en la lavadora? La opinión de los expertos
¿Se puede utilizar lejía en la lavadora?< El producto es muy eficaz, aunque la cantidad debe ser limitada, al igual que su uso. De hecho, con el tiempo podría debilitar los tejidos y estropear las fibras. El momento adecuado es sin duda antes de iniciar el lavado propiamente dicho, como pretratamiento.
La lejía para ropa se utiliza normalmente para eliminar las manchas de todas las prendas y volver a dejarlas blancas. Elimina manchas de colores, utilizando el tipo suave o para remediar un pequeño percance.
Para un mejor uso, es mejor realizar un tratamiento previo vertiendo un poco de producto en un barreño con agua. Inmediatamente después déjelo en remojo durante unos minutos -según sea necesario- e inmediatamente después comience con el lavado clásico a máquina. Si te fijas bien en el lavabo del aparato, verás que hay un tercer espacio dedicado precisamente a este producto. Obviamente, la cantidad debe ser mínima y controlada, utilizándolo sólo en casos de extrema necesidad.
Eso no es todo, la ropa blanqueada sigue siendo más delicada que la lavada con productos clásicos como el detergente. Hay que tener mucho cuidado al tenderla, sin exponerla a la luz directa del sol (para evitar que amarillee). Para evitar este problema, lo mejor es utilizar una secadora.
En resumen, la lejía puede utilizarse en la lavadora pero sólo cada ta